“Se murió Vargas Llosa, se siente como si se hubiera ido un abuelo que nunca conociste, pero al que leías en voz baja.”
- CORPRENSA
- 16 abr
- 2 Min. de lectura
ACTUALIDAD:
Por: Laura Sánchez @corprensacol
No sé cómo empezar esto. La noticia me golpeó raro. No fue como cuando muere un actor famoso o un político, fue otra cosa. Mario Vargas Llosa murió hoy y, aunque era esperable —tenía 89 años, la salud ya no le daba tregua—, hay algo que se desacomodó adentro.
Conocí su escritura en la secundaria, cuando el profesor de español, nos puso de tarea leer su novela “La Ciudad y los perros”, luego vi la película “Pantaleón y las visitadoras” y fui metiendo en su obra, no importa si lo querías o no, si te caía bien, si estabas de acuerdo con sus ideas políticas o si dejaste “La guerra del fin del mundo” a la mitad. El tipo estaba ahí desde siempre, en las bibliotecas, en los memes, en los escándalos, en las aulas, en los premios, era un monumento vivo, y hoy ese monumento se apagó.
Era peruano, pero hablaba por toda América Latina, escribía con una elegancia feroz, con una precisión que daba miedo : “Conversación en La Catedral”, “La tía Julia y el escribidor”, etcétera... cada uno tenía algo que te sacudía, y si no lo hacía, era porque aún no estabas listo para entenderlo.
Vargas Llosa fue muchas cosas: liberal, rebelde, político fallido, crítico ácido, amante público, defensor de causas polémicas, pero, por sobre todo, fue escritor, uno que se tomaba en serio el oficio, que pensaba que la literatura no era solo contar historias, sino meterse con el poder, con la moral, con lo que nadie quería mirar de frente.
Hoy muere él, pero también se apaga un poco esa generación de escritores que vivieron la palabra como un arma, que creían que un libro podía cambiar algo, y a veces, lo cambiaba.
Yo no sé qué queda ahora, tal vez solo releerlo, o leerlo por primera vez, o al menos reconocer que mientras estuvo vivo, nos mostró que el lenguaje podía tener filo, profundidad, memoria. Adiós, Mario. No eras perfecto. Pero eras necesario.
Comments